El Sitio de Sagunto fue una confrontación militar que tuvo lugar en el 218 a. C. entre los cartagineses, dirigidos por Aníbal Barca, y los saguntinos. La batalla es principalmente recordada hoy por haber sido el desencadenante de la Segunda Guerra Púnica.
Los planes de Aníbal
Después de que Aníbal fuera nombrado comandante supremo de los ejércitos cartagineses en Hispania (221 a. C.) a la temprana edad de 26 años, pasó dos años pensando en la maduración de sus planes de culminar sus preparativos para garantizar el poder de Cartago en el Mediterráneo. Debía todavía aprender las características de los hombres a los que tuvo que hacer frente. Los romanos pensaban que aquel joven general no supondría un problema grave, y que no requería un esfuerzo especial. Los romanos fueron incluso tan lejos al hacer caso omiso de Aníbal que giraron su atención a los ilirios, que habían comenzado una revuelta. Los romanos ni siquiera reaccionaron cuando llegaron noticias de que Aníbal había puesto bajo asedio a Sagunto, en el sudeste español.
Aníbal había roto el tratado establecido tras la Primera Guerra Púnica. Aquí Aníbal muestra un lado que no es para todos diferente a la de la República romana, tal como figura en el anexo de Cerdeña por Roma, pues se le prohibía explícitamente hacerlo, ya que Sagunto era una ciudad aliad con Roma. En el plan de Aníbal, la captura de Sagunto es fundamental. La ciudad era una de las más fortificadas de la zona y no era buena idea abandonar esa ciudad en manos de enemigos. Aníbal también esperaba que con el saqueo mantuviera contento a su ejército (en su mayoría mercenarios del Norte de África, España y la Galia). El dinero de la ciudad también podría ser gastado a los ojos de sus opositores políticos a su vuelta a Cartago.
El asedio
Durante el asalto a Sagunto, Aníbal sufrió algunas pérdidas debido a las amplias fortificaciones y la tenacidad de la defensa de saguntinos, pero sus tropas asaltaron y destruyeron las defensas de la ciudad a su vez. Los saguntinos solicitaron la ayuda de Roma, pero no fueron respondidos. En el 218 a. C., después de ocho meses de cerco, las últimas defensas saguntinas fueron finalmente rebasadas. Esto marcó el inicio de la Segunda Guerra Púnica. Aníbal ahora disponía de una base desde la que podía suministrar a sus fuerzas alimentos y más tropas. Este fue uno de los primeros errores que los romanos cometieron en la Segunda Guerra Púnica: si hubieran llegado al socorro de Sagunto contra Aníbal en lugar de combatir la revuelta iliria, podrían haber reforzado la ciudad y detener a Aníbal antes de que cruzara los Pirineos.
Consecuencias
Después del sitio, Aníbal trató de obtener el apoyo del Senado cartaginés. El Senado (controlado por un sector relativamente favorable a los romanos encabezados por Hannón el Grande) no solía está de acuerdo con Aníbal y sus métodos de hacer la guerra, y nunca le dio apoyo completo e incondicional, incluso cuando estaba a punto de lograr la victoria absoluta a sólo cinco millas de Roma. No obstante, en este episodio Aníbal fue capaz de obtener un limitado apoyo que le permitió trasladarse a Carthago Nova, donde se reunió con sus hombres y les informó de sus ambiciosas intenciones. Brevemente, Aníbal emprendió una peregrinación religiosa antes de comenzar su marcha hacia los Pirineos, los Alpes, y la propia Roma. La siguiente fase de la guerra se caracterizó por una extraordinaria racha cartaginesa de victorias en Trebia, Lago Trasimeno, y sobre todo, en la Batalla de Cannas.
Fuente: Wikipedia